SÓLO SON DOCE EUROS.
Cuando una persona es coherente, suelen pasar dos cosas:
Que sea admirada, o que sea tomada por extravagante.
Las personas en general no suelen-solemos ser coherentes.
Ahora pues, no voy a criticar el comportamiento de las personas, sino a analizarlo, comentarlo o constatarlo, simplemente, y desde mi condición de persona corriente, no de experto en nada.
En el artículo anterior hablaba de un tipo de solidaridad de nuevo cuño. Pero hay otro también bastante novedoso, como es el apadrinamiento de seres desvalidos.
Existen numerosas ONG´s, que se dedican a ello. Según la que miremos, el apadrinamiento de un niño tercermundista, cuesta 10, 15 o 25 euros al mes.
Una vez, tomando los cafés tras una cena de amigos, uno de ellos dijo que había apadrinado uno, y nos instaba a hacerlo también a los demás.
“No son más que doce euros. Eso nos lo podemos permitir cualquiera. Y si todos lo hiciésemos, sería cojonudo. Doce miserables euros al mes. Te mandan una foto. No es algo impersonal. Puedes ver a quién ayudas. Es un crío de diez años. Se llama Nelson.”
La verdad es que su entusiasmo resultó conmovedor.
La velada fue larga y se habló mucho rato sobre el tema de las injusticias, la crueldad, la condición humana y todas esas cosas tan sobadas que se dicen a menudo y que no cambian por lo regular ni el carácter ni los comportamientos de quienes participan en la conversación. Son cosas que de vez en cuando se hablan y nada más.
Este padrino benefactor estaba contento y orgulloso de que en su caso no sólo fuese dialéctica, sino que había pasado al terreno de los hechos.
Yo le dije que me parecía una acción loable y que si eso le satisfacía, genial. Pero también le añadí que a efectos prácticos, creía que no servía para gran cosa, y que si pensase lo contrario, no me conformaría con socorrer a un niño, sino a todos los que pudiera. O sea que emplearía mi excedente de cada mes en apadrinar a tantos como me fuera posible. Si tan importante es, si crees realmente que estás salvándole la vida a un niño, ¿por qué no apadrinas a cinco, o a nueve.? También puedes permitírtelo sin que se merme ni un ápice tu nivel de vida. Tienes un buen trabajo, tu mujer tiene un buen trabajo, tienes moto, tienes homecinema, una tele más grande que el propio comedor, estamos ahora mismo en un restaurante bebiendo un vino carísimo, tienes en el mueblebar licores de primer nivel, tienes dos coches, te vas de vacaciones a Roma, has estado el Paris, Londres, Islas Mauricio, etc.., vistes buenas marcas, vas por tu séptimo ordenador, por tu vigésimo cuarto móvil, tienes wii, playstation, mp3, mp4, ipod, gafas de diseño, bici de carretera y de montaña, piso con terraza, te casaste con un convite de 160 invitados, en un restaurante con jardines y con un aperitivo y un banquete dignos de la jet, luego te fuiste a rondar los USA en viaje nupcial, tienes nevera-congelador de dos cuerpos, vitrocerámica, aire acondicionado, calefacción central, persianas eléctricas, hilo musical en toda la casa, parabólica, vía digital, y no sé qué más, llevas a tu retoño a colegio caro, vas al gimnasio y tu mujer a yoga...
Oye: ¿No te has parado a pensar lo inmensamente felicísimo que llegarías a ser si apadrinases a treinta o cuarenta críos.?
Entonces me llamó demagogo.
Y yo le dije: Te juro por mi madre que apadrino a veinte si me dices en qué punto he mentido.
Por este u otros sistemas, se supone que siempre ha habido alguien “ayudando” al tercer mundo. ¿Cómo es que sigue siendo igual de miserable o más cada vez.?
Parece pues, a ojos de humilde humanillo, que no sirve de mucho. Las pateras continúan viniendo llenas de muertos y de medio vivos, sudamérica continúa en la mendicidad, los países pobres asiáticos, lo mismo de lo mismo...
¿De verdad, este buen hombre, -porque es un buen hombre- lo hace creyendo que sirve para otra cosa que no sea sentirse mejor consigo mismo.?
(Luego me supo mal haber hablado tanto, porque creo que le jodí bien la noche.)
En fin, es la condición humana. Sabremos perdonarnos, espero.
...
8 comentarios
Furgo -
Un abrazo.
Homero -
Furgo -
Un besillo, socia.
Sakkarah -
Tienes razón, solemos ayudar con lo que nos sobra, pero no compartimos. Somos egoístas, y sólo nos importa nuestro bienestar.
Nos encanta hablar de lo humanos que somos, de la pena que nos dan, de que hay que ayudarles; pero sólo son palabras-
Un beso.
Furgo -
Aunque a mí ya me va justito el tiempo para lo que vengo haciendo en la red, intentaré, después de agosto, echar un vistazo en profundidad a ese espacio que propones.
Un abrazo.
Homero -
Te estoy invitando formalmente a unirte a la red COMUNIQUEMONOS un espacio
abierto para el intercambio con enfoque intercultural. No es un sitio para
ligar ni para escuchar música ni para publicar tonterías. No hay censura
previa por lo que solo basta registrarse.
Eres mi invitado especial y me gustaría que siguieras con tu temática
social; también puedes dar a conocer tus trabajos literarios y la cultura
de tu país. Me encantaría.
Espero que aceptes mi invitación.
Te dejo la url del sitio: http://comuniquemonos.ning.com/
Puedes promover con libertad tus blogs, redes y sitios al que perteneces y
no hacemos invitaciones masivas; lo hacemos uno a uno; con cuidado y
vigilando la calidad del invitado.
Puedes sentirte en la libertad de invitar a quien tu consideres le interese
compartir y tenga compromiso social con el cambio.
Invita a los amigos que te visitan.
Un abrazo.
Homero.
Furgo -
Yo soy más bien generoso en cercanías. Si me topo en mi vida con alguien necesitado, suelo ayudarle. Parece que entonces tengo la certeza de que sí sirve de algo concreto mi aportación. Pero eso de enviar cuatro chavos a no se sabe dónde por medio de no se sabe quién.
(Ah, también hay bastantes asociaciones que son para apdrinar animales, y piden una cuotas en algunos casos iguales a las de los niños. O sea que hay quien prefiere donar 12 euros para un gato.)
Conste que en ningún momento digo que eso sea malo, al contrario. Sólo opino que es tristemente baldío.
Un abrazote, Dino.
Dinosaurio -
Sin embargo, él actuaba de buena (y cortita) fe, aunque, como sabemos, la buena fe no suele resolver problemas tan grandes, enquistados y complejos. Pero su ausencia tampoco.
Un pedazo de abrazo, tron.